La mujer cuya vida y obra inspira a nuestra fundación, es una de las grandes revolucionarias del siglo XX y fundadoras de la corriente de pensamiento del socialismo democrático. En 2021 se celebraron 150 años de su nacimiento, lo que dio pie a diversas actividades desde nuestra fundación.
Apuntes biografícos
Nacida en 1871, fue hija de un comerciante de Varsovia. Su inteligencia le permitió cursar la universidad a pesar, primero, de los prejuicios contra las mujeres y, segundo, de la discriminación antisemita que existía en Europa contra los judíos. Se dice que hablaba once idiomas y, además, desde joven destacó como dirigente de la socialdemocracia europea.
En 1889, a los 18 años, abandonó Polonia a consecuencia de la persecución de la policía debido a su militancia socialista, refugiándose en Suiza. Allí terminó sus estudios, entró en contacto con revolucionarios exiliados y se unió a la dirección del joven Partido Socialdemócrata Polaco. Contrajo matrimonio en 1895 con Gustav Lübeck para adquirir la nacionalidad alemana y poder trabajar con el movimiento obrero en este país.
Junto al político alemán Karl Liebknecht, fundó la liga de Spartacus, que más adelante se convertiría en el Partido Comunista Alemán. Fue redactora del periódico teórico marxista «Neue Zeit» y autora de varios libros. Fue sentenciada (1903-1904) a nueve meses de prisión acusada de «insultar al Kaiser» (emperador). Participó directamente en la revolución de 1905 en Polonia. En marzo de 1906 fue arrestada y encarcelada en Varsovia durante cuatro meses.
Participó activamente tanto en el Congreso del partido socialdemócrata alemán en 1906 como en el Congreso Socialista Internacional celebrado en Stuttgart un año después, en el que intervino en nombre del partido ruso y polaco. Su pensamiento representaba a las opciones más radicales en el seno de la II Internacional. Gran teórica, realizó importantes contribuciones al desarrollo del marxismo, en especial en lo referente a las relaciones entre nacionalismo y socialismo, y sobre el socialismo democrático.
Hizo también aportes teóricos originales en torno al imperialismo y al derrumbe del capitalismo, en su obra “La acumulación del capital” de 1913. Su crítica a Marx se basa en las predicciones de éste acerca de las crisis cíclicas del capitalismo. Marx pensaba que el capitalismo, como sistema económico y político basado en el crecimiento y la búsqueda constante del beneficio, debía colapsar en algún momento, por saturación. Sin embargo, muchas décadas después de muerto Marx, las crisis periódicas del capitalismo parecían aplazarse o solventarse sin producir convulsiones en el sistema. Rosa Luxemburgo encontró la explicación a este hecho en el colonialismo, hallando que el crecimiento de las potencias capitalistas encontró una vía de expansión en las colonias, la cuales, al tiempo que procuraban materias primas a muy bajo costo, servían también de mercado donde colocar los productos manufacturados. En el mismo sentido, expuso las primeras teorías sobre el imperialismo, que más tarde desarrollaría Lenin. Rosa Luxemburg creía en una opción socialista internacional, esto es, alejada de particularismos y nacionalismos, en la que las masas obreras, solidariamente, tomaran el poder.
Lenin también fue objeto de críticas por parte de Rosa Luxemburg, en especial en lo referente a las concepciones que tenía sobre la democracia en el partido y la dictadura del proletariado. Rosa Luxemburg postulaba un menor dirigismo y una mayor integración de las bases en la dinámica partidista, y se oponía a la concepción del “centralismo democrático” de un partido de revolucionarios profesionales que defendía Lenin.
Al estallar la 1ra Guerra Mundial en 1914, el grupo parlamentario socialdemócrata alemán (SPD) apoya unánimemente a los créditos de guerra. Rosa Luxemburg, pacifista convencida, forma parte de la oposición interna en el SPD, que difunde centenares de miles de folletos para movilizar a la población contra la guerra. Ella es arrestada de nuevo el 20 de febrero, esta vez acusada de incitar a los soldados a la rebelión. Se la sentencia a un año de prisión, pero al salir del tribunal se dirige de inmediato a un mitin popular, en el que repite su revolucionaria propaganda anti bélica. El conflicto alrededor de los créditos de guerra pedidos por el Kaiser para financiar la actividad bélica acaba llevando a la escisión del partido en enero de 1917, con la fundación, el 6 de abril, del USPD (Socialdemócratas Independientes).
En 1918 hay vientos de revolución en Alemania, cuyas fuerzas de izquierda miran hacia el ejemplo ruso y cuya población está cansada de la guerra. El 28 de enero se declara la huelga general y se inicia la formación de Consejos Obreros. El 31 de enero la huelga es prohibida y se declara el estado de sitio, extendiéndose la represión. En marzo, Rosa Luxemburg es encarcelada conjuntamente con Leo Jogiches y otros militantes espartaquistas que difundían propaganda revolucionaria en el ejército. El 9 de noviembre, a raíz de un levantamiento de marinos en Kiel, estalla la “Revolución de Noviembre” con la conformación de Consejos de Obreros y Soldados en todo el territorio nacional. El emperador Guillermo II abdica. Se pretende la refundación de Alemania como democracia socialista con una nueva Constitución. Rosa Luxemburg, liberada dos días antes, llega a Berlín y coedita “Bandera Roja”, el periódico de la liga de Spartacus, con Karl Liebknecht, para poder influir a diario en los sucesos políticos. En los últimos días del año 1918, participa en la fundación del Partido Comunista Alemán, KPD. Sin embargo, las fuerzas radicales de izquierda no logran imponerse frente a la tendencia reformista del socialdemócrata Friedrich Ebert.
El 15 de enero 1919, Rosa Luxemburg y su coideario Karl Liebknecht son asesinados en Berlín por los soldados que reprimen el levantamiento. Sus cuerpos son arrojados a un canal. Estos asesinatos desatan una ola de protestas violentas en todo el país, que se extienden hasta mayo 1919, y cuya represión militar lleva a varios miles de muertos.