Luchas comunes ante el despojo: el recorrido de Antonia Huentecura de Wallmapu a Mesoamérica

Por: Sofía Pilar Bravo

La primera parada fue en la capital de Oaxaca, a través del conversatorio “Lenguas en Resistencia: experiencias de trabajo con la lengua originaria desde Wallmapu a Oaxaca”, en el espacio cultural La Jícara. Dentro de las expositoras invitadas pudimos conocer la experiencia mixe, a través de Tajeew Díaz Robles, quienes a través de la investigación, publicación y traducción de textos, tanto físicos como digitales, buscan permear la mayor cantidad de espacios sociales con su lengua; también conocimos el trabajo de dos investigadoras de La Mixteca, Ofelia Pinera y Eva Gálvez, quienes buscan poner en valor y registrar la tradición oral, recopilando relatos del Tuunsavi a través de su recién fundada editorial SAVI. De parte de la cultura zapoteca, un educador de secundaria comunitaria mostró cómo se plantea un espacio institucional sin perder lo propio, alentando a los estudiantes a plantear proyectos de investigación y presentar sus trabajos con miras hacia su propia comunidad. Antonia, por su parte, expuso el trabajo de revitalizar la lengua fuera del espacio comunitario, compartiendo su experiencia en las aulas de la educación pública en la periferia de la ciudad de Santiago de Chile, en donde hoy se encuentra la mayor parte del pueblo mapuche debido a la migración forzada fruto de la ocupación del territorio por el Estado chileno y el empresariado.

Dentro de la conversación, se pudo hacer conexiones entre las experiencias y apreciar cómo la lucha por la recuperación de la lengua está íntimamente ligada a la pérdida del territorio y al despojo cultural que fundó primero la colonización española y luego los estados naciones siguen perpetuando, a través del empobrecimiento, la marginalizacion, y el racismo. La instancia tuvo emotivas intervenciones del público en las cuáles también se dieron a conocer más vivencias del proceso de autorreconocimiento como indígenas, tanto en la ciudad, como en distintas partes del mundo.

La segunda parada luego de esto fue en la comunidad de origen zapoteco de Guelatao, en la Sierra Juárez de Oaxaca. Aquí se exhibió La Ternura en el Cine Too o “cine encantado” en lengua zapoteca, un proyecto levantado por personas de la comunidad que funge como centro cultural y creativo con la intención de que las personas de la región puedan contar sus propias historias. Allí se tuvo un conversatorio con los asistentes, personas de la comunidad, además de estudiantes de la Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca de la sede Guelatao. Se pudieron tejer puentes entre las vivencias locales y las que se expresan en la película. Coincidentemente, la Sierra Juárez donde está ubicada la comunidad es una zona maderera, por lo que la problemática del monocultivo extractivista que invade el territorio mapuche pudo verse con empatía. Luego de la muestra se compartió un “misawün”, la compartición de alimentos tradicionales mapuches que Antonia preparó para agradecer el afectuoso recibimiento de Guelatao.

Ya en la Ciudad de México, se pudo visitar la experiencia de la Escuela de Artes y Oficios Emiliano Zapata ubicada en el Predregal de Santo Domingo. Aquí, los temas que plantea la película y que presenta Antonia tienen otra llegada. Tanto la lucha que emprende Julio Huentecura por la recuperación territorial, como la que desempeña su hermana Antonia por la recuperación de la lengua mapuche, nace desde el reconocer su origen mapuche desde el destierro, desde el crecer en la ciudad, lejos de la comunidad de la que son originarios.

La familia Huentecuera Llancaleo se establece en los años 60s en la población La Herminda de la Victoria en la periferia de Santiago de Chile, la cual -al igual que el Pedregal de Santo Domingo- se constituye a partir de la toma de terrenos y la resistencia de sus pobladores por un lugar donde habitar. También comparten ambos territorios la historia migrante de familias de pueblos originarios, quienes se rehúsan a abandonar su cultura y su lengua a pesar de estar lejos de la comunidad de donde provienen.  Luego de la exhibición de la película, las personas de la escuelita Emiliano Zapata pudieron también mostrar una publicación que documenta la historia de lucha del barrio (imagen).

En dicha ocasión también se realizó un encuentro con el colectivo de mujeres bordadoras Yaocihuatl. Desde su labor bordadora ellas han solidarizado con diversas causas incluyendo la lucha mapuche, la defensa de la niñez en las comunidades mapuche asediadas por la violencia policial y la liberación de los presos políticos mapuche. Las mujeres de Yaocihuatl exhibieron sus bordados y pudieron hacer un intercambio de experiencias y obsequios con Antonia luego de la película.

La última parada de la visita fue en la ciudad de Guatemala en donde se exhibió el documental en el Centro Cultural de España. Luego de esto se pudo tener una enriquecedora conversación con los asistentes, migrantes y personas pertenecientes al pueblo Maya Quiché, quienes compartieron impresiones sobre la relación que mantienen los pueblos originarios con los Estados tanto en Chile como en Guatemala. Además, se relevó la vinculación entre los territorios y la memoria para dotar de sentido a la defensa de derechos que se vuelve necesaria en ambos contextos.

En todos los lugares que se visitaron se abrieron una multiplicidad de temas compartidos, a través de éstos, muchas historias de vida pudieron identificarse e inspirarse mutuamente reconociendo una historia común. El cuidado del territorio y la naturaleza que defienden los pueblos originarios son lecciones que pueden ayudar a la sociedad en general en estos tiempos de extractivismo y devastación. Hay personas mapuche, mayas o mixtecos que están dando su vida por proteger el equilibrio ecosocial, y se vuelve necesario que esas luchas se reconozcan en sus dificultades, pero también en sus satisfacciones, muchas que pudieron compartirse en este viaje.

La diversidad cultural es también parte de esta defensa, según la UNESCO en el mundo existen alrededor de 7.000 lenguas, de las cuales 40% se encuentran en riesgo de desaparecer. Mientras eso sucede, solo 23 lenguas son habladas por más de la mitad de la población mundial. Esto quiere decir que, así como la riqueza, la palabra está centralizada. La misma UNESCO estima que para finales de este siglo es posible que entre 50% y 90% de éstas desaparezcan si se continúa este rumbo. La diversidad lingüística está hoy en día seriamente amenazada y el trabajo con la lengua originaria es tan urgente como la lucha por tierra donde vivir y sembrar. Confluyeron aquí luchas desde distintas trincheras y distintos territorios, pero con algo común, que es la insistencia de pueblos que pese a la violencia, el colonialismo, el racismo y el extractivismo voraz, insisten en seguir existiendo.

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