Tres años después de ganar la presidencia en El Salvador, el partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), perdió 4 puestos de diputados e importantes gobiernos locales, considerados bastiones del partido político, como resultado de las elecciones legislativas y municipales desarrolladas el pasado 11 de marzo del presente año.
Esta derrota electoral le significó al partido de la izquierda casi 150 mil votos perdidos en un lapso de tres años.
El fracaso del FMLN es contundente para sus militantes y ajenos, aunque desde la dirigencia se niega a aceptarlo públicamente, pero que ha sido tema de conversación entre obreros, empleados públicos, periodistas, jubilados, entre otros círculos sociales durante la presente semana. Por cualquier parte que uno caminará o se transportara, el tema de la derrota electoral del FMLN fue el tema de boca en boca de cada ciudadano que voto o se abstuvo de votar, y que por un momento se convirtieron en analistas políticos entre sus amistades, dando sus apreciaciones o hipótesis de dicha perdida.
La elección de medio mandato del primer gobierno de izquierda en el que ha participado el partido en la historia ha supuesto un evidente voto de castigo, liderado por la clase media urbana de la zona metropolitana de San Salvador.
Las cifras son categóricas; el voto de la clase media y media baja que vive en la capital San Salvador es la que determino las elecciones presidenciales en el año 2009 y es la que en esta ocasión volvió a dejar un mensaje claro al partido de izquierda. A pesar de ello, la cúpula de dicho instituto político no considera hacer cambios en su actual estructura directiva.
Todo lo contrario a lo sucedido con el partido de la derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que ganó las cabeceras departamentales en la capital y más ocho de las catorce principales alcaldías, el FMLN se quedó con tres, mientras los partidos de derecha Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) y Concertación Nacional (CN) ganan una cada uno. Pero no significa que el partido ARENA logró aumentar su caudal de votos.
La balanza aritmética legislativa se inclina a la derecha nuevamente
La nueva composición de la Asamblea Legislativa presentará más dificultades para un gobierno de izquierda, que hasta ahora se ha venido apoyando en los votos del FMLN y el partido derechista GANA para obtener mayorías simples (43 votos de los 84 en el congreso), y al que ARENA por sí sola no podía boicotear porque no tenía los votos suficientes para impedir las mayorías calificadas.
En el nuevo escenario parlamentario, el gobierno tendrá que negociar asuntos cruciales con los partidos opositores, que aspiran a ganar la elección presidencial en 2014, y al que la estrategia de ataque frontal al gobierno le han rendido estupendos réditos.
Además, el FMLN perderá el poder dentro del propio Congreso, por tanto, es de esperar que la presidencia de la misma pase a ser desempeñada por alguien de ARENA. También perderá correlación en la Junta Directiva y en muchas de las comisiones legislativas.
Se puede anticipar que el partido y el gobierno podrán contar con mayoría simple sumando los 31 diputados del FMLN con los 11 de GANA y el diputado de Cambio Democrático (CD). Sin embargo, para las mayorías cualificadas siempre será necesario negociar con el partido de derecha ARENA.
Gobierno negoció con pandillas reducción de homicidios
Ese fue el titular de un reportaje investigativo que desarrolló un medio de comunicación electrónico dos días antes de llevarse a cabo las elecciones. El reportaje hace referencia que: “entre el jueves y el sábado de la semana pasada, cerca de 30 pandilleros salieron del régimen de máxima seguridad. Se trata de los líderes de la Mara Salvatrucha y del Barrio 18. Los traslados a prisiones de menor seguridad son parte de un pacto entre las pandillas y el Gobierno”, según información filtrada a dicho medio que tiene como fuente un escrito del Centro de Inteligencia Policial (CIP) y entrevistas a fuentes confidenciales que prefirieron el anonimato por seguridad.
Las información del CIP y la versión de la fuente de inteligencia apuntan a que el plan se encuentra en una especie de período de prueba durante este marzo, y a que los traslados tienen una única razón: llevar a los líderes más importantes de las dos principales pandillas a penales donde las medidas de seguridad son más laxas, para que ellos tengan más facilidad para difundir el mensaje a los demás palabreros encarcelados, que a su vez deben comunicarse con sus líderes en libertad para que ellos bajen el mensaje a los demás. Fuente periódico digital El Faro.
Esta maniobra clandestina con fuertes intenciones electorales por parte del gobierno no tuvo el impacto esperado en los votantes y mucho menos en las cifras de homicidios registradas que se mantuvieron siempre elevadas, 14 muertes diarias en la primera quincena de marzo, en medio del polémico nombramiento de un ex militar como Ministro de Seguridad Pública, debido a que su nominación violenta los Acuerdos de Paz y que coloca a El Salvador como uno de los países más violentos del continente.
El alto número de crímenes cometidos producto de la violencia social y la delincuencia organizada, sumado a la precaria situación socio económica en que se encuentran sumergidos más de 2 millones de salvadoreños, que son parte de las personas aptas para emitir su voto, fueron dos de los factores preponderantes en la decisión del sufragio que se mantuvo con un porcentaje de abstencionismo del 45%, mucho más elevado que las elecciones a alcaldes y diputados en el 2008.
Este abstencionismo no pudo ser contrarrestado con el nuevo sistema de elección llamado “voto residencial”, por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que acercó las urnas a los votantes cerca de sus casas, porque más allá de mejorar los mecanismos de votación esto está íntimamente relacionado con el desencanto de la población salvadoreña hacía la clase política, indiferentemente si es de izquierda o derecha, porque en esta oportunidad los ciudadanos emitieron su voto por personas y no por banderas de partidos, a través de las fotografías de los candidatos que estuvieron en las papeletas de votación, como parte de otra variante en los instrumentos implementados por el órgano electoral colegido.
El Salvador cierra otro capítulo de su historia electoral con pocas novedades en términos de que representen cambios significativos en la calidad de vida de la población, debido a que las votaciones para alcaldes y diputados solo es un desnudo proceso administrativo que no determina ninguna elección popular porque carece de poder por sí solo y así lo define el régimen político salvadoreño, sin embargo, la lección aprendida por los ciudadanos que usaron su voto en contra del partido FMLN y el gobierno del presidente Mauricio Funes en castigo por sus políticas económicas que no difieren en nada de las políticas implementadas por el partido de derecha ARENA que por 20 años profundizo la crisis de las economías de la mayoría de las familias salvadoreñas y que en la práctica lo único que el partido FMLN aparente ser de izquierda es su discurso populista que ya no convence ni a sus mismos militantes considerados el voto duro del partido y que esta muerte ya estaba anunciada desde hace 3 años.
*Alfredo Carías es corresponsal de la contraparte de la RLS,Voces Nuestras, en El Salvador