El 22 de marzo de 2017, en el Museo Casa de la Memoria Indómita, la oficina regional de la Rosa Luxemburg Stiftung en México (RLS) llevó a cabo el #MiércolesRosa, nombre de los eventos que la fundación organiza con contenidos diversos desde una perspectiva de izquierda. Este evento estuvo dedicado a presentar una conquista de las trabajadoras y trabajadores a través de la presentación del libro Tradoc: la esperanza obrera, al evento asistieron alrededor de 200 personas.
El libro es un relato de la activista María Atilano Uriarte, basado en la compilación de testimonios de trabajadores y trabajadoras de la cooperativa de Trabajadores Democráticos de Occidente (Tradoc), que nos acerca a la experiencia ejemplar de una fábrica en manos de obreros y obreras en El Salto, estado de Jalisco, México. Es una forma de reconocer a las cooperativas y la solidaridad de la clase obrera.
En el panel participaron: Jesús Torres, presidente de la Corporación de Occidente S.A. de C.V. y miembro de Tradoc; Lizet Alonso, integrante de Tradoc; Jorge Heredia, integrante de la Fábrica sin Patrón, Argentina; María Atilano Uriarte, autora del libro, egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y moderó Tannia Falconer, coordinadora de proyectos en México de la RLS. Este evento siguió la lógica del libro, es decir, la autora compartió su inspiración en la escritura y las voces centrales fueron las de la clase trabajadora.
El inicio de la presentación fue a través de las voces de la cooperativa Tradoc, quienes compartieron que la fábrica de llantas Euzkadi fue vendida a Continental Tire, empresa alemana. Una vez realizado este cambio, los patrones intentaron imponer un “paquete de productividad” que consistía en disminuir los salarios y flexibilizar los horarios de la fábrica para aumentar a 12 horas la jornada laboral.
Ante la organización y resistencia de las y los trabajadores, los dueños cerraron unilateralmente la fábrica y el conflicto desencadenó en una huelga del Sindicato Nacional Revolucionario de Trabajadores Euzkadi (SNRTE), que mantuvo cerrada la fábrica 1,141 días. La solidaridad de otros sindicatos en Alemania facilitó que el SNRTE posicionara sus denuncias en el escenario internacional y gracias también al apoyo de otras organizaciones nacionales, como la cooperativa Pascual, el sindicato recuperó las instalaciones de la fábrica. “Cuando los trabajadores somos los dueños de los medios de producción, podemos hacer maravillas”, son las palabras de Jesús Torres al reflexionar sobre la manera en que habilitaron las instalaciones que durante más de tres años estuvieron sin funcionar.
Las familias de las y los trabajadores fueron un apoyo fundamental que abonó a la lucha del sindicato para poder recuperar la fábrica. Lizet Alonso, hija de uno de los trabajadores, tuvo que integrarse después a la planta de producción, donde se necesitaba fuerza de trabajo para sacar adelante la fábrica. Su entrada a esa área de la fábrica no fue sencilla, pues el machismo y la dificultad para aceptar que las mujeres también podían trabajar en producción, dificultaron la apertura de una brecha que finalmente se logró visibilizar. “Tuve que estar de ‘revoltosa’ y exigir que se me respetara, y recordarles que nosotras habíamos mantenido también la resistencia”, recuerda Lizet. La integración de las mujeres en la fábrica poco a poco fue creando conciencia de la importancia de su papel en la resistencia, en la recuperación y después en la exitosa producción de las llantas Blackstone.
El internacionalismo en las conquistas laborales es un pilar que sostiene los procesos, es por ello que estuvo presente Jorge Heredia, representante de la cooperativa Fábrica sin Patrón, dedicada a los procesos cerámicos. Compartió: “Lo que más nos ha costado es mantenernos, pero para esto no hay que preguntarnos qué hace la fábrica por mí, sino qué hago yo por la fábrica y por la sociedad que nos ha apoyado. Somos obreros, parte de un sistema que nos oprime mientras que los gobiernos entregan todos los beneficios a los empresarios. Vamos a salir victoriosos mientras nos mantengamos unidos”. La emblemática fábrica recuperada por trabajadores de cerámica, ha sido apoyada internacionalmente por artistas, movimientos sociales y gente solidaria. Hoy necesitan mucho apoyo para que esta experiencia siga estando en manos de las y los obreros.
María Atilano Uriarte, autora del libro, comenta su inspiración para escribir el libro y a quiénes lo dedica. “Con una estrategia política, el sindicato organizó una caravana desde El Salto, Jalisco, hasta la Ciudad de México, pasando por lugares como la comunidad de San Salvador Atenco, sabiendo que la solidaridad jugaba un papel fundamental. Los líderes se mantuvieron firmes en la defensa de su centro de trabajo y no aceptaron las ofertas desleales del gobierno mexicano”. El libro está dedicado a las luchas campesinas, de obreras y obreros, de pueblos indígenas, al EZLN y sus bases de apoyo, a las feministas y las luchas de mujeres, a los padres de los normalistas, a los huelguistas y a los muertos en este proceso, como Jesús Salvador García, trabajador que hasta su último día de vida se mantuvo firme en la resistencia.
Al final del evento tomaron la palabra las Trabajadoras Organizadas de Intendencia del Instituto de Educación Media Superior (IEMS), quienes fueron injustamente despedidas hace más de 15 meses. Ellas cuentan su experiencia y hacen un llamado a la solidaridad con sus demandas y su plantón afuera del plantel en Iztapalapa del IEMS, que en las últimas semanas fue saqueado y violentado.
Al terminar, Clemente Rodríguez, padre de Christian Rodríguez, normalista de la Escuela Rural Normal de Ayotzinapa, e Ignacio del Valle, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, ofrecieron un mensaje para llamar a la solidaridad y reconociendo la importancia de la articulación de los movimientos, al final todos haciendo frente al sistema capitalista.
Fotografía: Grettel Montero, RLS.