Francisco Rocael Mateo. Miembro del Consejo del Pueblo Maya (CPO), aquí desarrolla el planteamiento de su organización respecto a un Estado Plurinacional y Popular así como los pasos para alcanzarlo. | Foto: El Cuarto Poder.
Guatemala es el país de la eterna primavera, pero también el país de la eterna segregación social, despojo y sometimiento sistemático. Los nudos estructurales de un sistema político que despoja y somete a los pueblos, que privilegia la economía criminal, que destruye la vida, que fomenta el sistema educativo patriarcal, racista y excluyente, así como un sistema de justicia clasista y corrupto, pueden entenderse si analizamos cuatro etapas de nuestra historia:
- La invasión española, marcada por las atrocidades de la época colonial, que sometió a los pueblos indígenas a la servidumbre e intentó desmontar y borrar del mapa de la historia guatemalteca la grandeza civilizatoria del pueblo Maya.
- El Estado Bicentenario, resultado de un pacto entre élites, donde los pueblos y sectores populares fueron invisibilizados y despojados de participación.
- El conflicto armado interno, con su política contrainsurgente, que trajo genocidio, destierro y despojo.
- El neoliberalismo y extractivismo, que profundizaron al modelo capitalista, que agudizó la mercantilización, así como la privatización y la destrucción, que han generado un grave riesgo para la vida de los pueblos y el corazón de la madre tierra.
Estas cuatro etapas revelan porqué Guatemala sigue siendo un Estado elitista y finquero, históricamente controlado por la oligarquía criolla, por sectores militares y religiosos mafiosos, por el poder corporativo y el crimen organizado. Esta alianza perversa promovió el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz en 1954 y con ello logró truncar la primavera democrática que había iniciado con el triunfo de la Revolución de octubre de 1944.
Estos mismos actores fueron los que impulsaron y financiaron la campaña por el NO a los cambios constitucionales que fueron votados en la Consulta Popular de 1999, mismos que habían sido resultado de los Acuerdos de Paz y cuya aprobación era indispensable para su cumplimiento. La maquinaria puesta en práctica por estos sectores provocó que triunfara el NO en la Consulta Popular y con ello que se vaciaran de contenido los Acuerdos de Paz.
Los Acuerdos de Paz, firmados después de 36 años de conflicto armado interno, terminaron con la guerra y sin duda contribuyeron a la construcción de una cultura democrática en el país. Durante su implementación parcial se impulsaron cambios institucionales para la fiscalización y participación ciudadana, así como para la libertad de organización y expresión del pensamiento. Sin embargo, las estructuras económicas y políticas dominantes se mantuvieron intactas. De forma paralela a la agenda de la paz, los gobiernos sucesivos impulsaron la agenda neoliberal, que trajo como consecuencia la agudización de la pobreza y la desnutrición, así como una mayor desigualdad social, violencia y migración.
Con la llegada sucesiva a la presidencia de Guatemala del general Otto Pérez Molina, el comediante Jimmy Morales y el neofascista Alejandro Giammattei, inició una nueva etapa de crisis política profunda. Sectores criminales y mafiosos han cooptado los Organismos del Estado para instituir un régimen autoritario, corrupto e impune. Han desmontado la institucionalidad de los Acuerdos de Paz, provocando un claro retroceso en relación al incipiente Estado de Derecho en Guatemala. Se ha implementado una sistemática persecución política y judicial en contra de dirigentes sociales, periodistas, operadores de justicia y comunidades en resistencia. La libre determinación de los pueblos indígenas ha sido reprimida, el derecho a la consulta libre e informada ha sido manipulado y tergiversado. Ahora, en Guatemala, cuestionar y hacer oposición es judicializado, y exigir derechos humanos es, en general, criminalizado.
Ante esta realidad, el Consejo del Pueblo Maya (CPO), que se define como un movimiento socio-político que articula a diferentes comunidades del Pueblo Maya y mestizo que luchan por derechos fundamentales y por la construcción del Estado Plurinacional para el Buen Vivir de los Pueblos construyó colectivamente y presentó para el debate en 2014 el proyecto político “Un Nuevo Estado para Guatemala: Democracia Plurinacional y Gobiernos Autónomos de los Pueblos”.
El proyecto político Plurinacional busca construir un nuevo pacto social y político en Guatemala para transformar el actual ordenamiento jurídico e institucional, buscando que el Estado ya no sea más que un instrumento útil únicamente para satisfacer los intereses de la oligarquía criolla, del poder corporativo y el crimen organizado en Guatemala. “No queremos que el Estado siga negándonos como pueblos. Queremos que responda a la unidad impulsando una Democracia Plurinacional, desde la cual todas las comunidades de los Pueblos Indígenas tengan derecho a decidir sobre las prioridades de su vida colectiva. No queremos que el Estado nos defina a partir de las carencias. Queremos vivir bien, sin violencia, gozar de plenos derechos y oportunidades. Buscamos establecer nuevos fundamentos democráticos y crear una Constitución Política Plurinacional de Guatemala para que se reconozca y se haga realidad el derecho de los Pueblos Indígenas a constituir Gobiernos Autónomos en el marco de la unidad nacional” (Consejo del Pueblo Maya, 2021).
[+] Sigue la lectura en PDF