Condenan a militares guatemaltecos por graves violaciones a derechos humanos durante la guerra

Patricia Zapata
Oficina Regional en México
Rosa Luxemburg Stiftung

La condena a cuatro militares en retiro que en 1981 formaban parte de la alta cúpula castrense en Guatemala puede significar una luz en el camino por la verdad y la justicia y en contra de la impunidad en el país, de tal manera que la reconciliación y reconstrucción del tejido social guatemalteco roto por 36 años de conflicto armado interno sea posible.

El pasado 23 de mayo de 2018, un Tribunal de Guatemala dictó sentencia y condenó a penas de entre 33 y 58 años a los militares en retiro Francisco Gordillo, Hugo Zaldaña, Manuel Callejas y Benedicto Lucas García, cuatro de los cinco acusados por el Ministerio Público por la desaparición del niño Marco Antonio Molina Theissen y la violación con agravación de la pena de su hermana Emma Guadalupe. El quinto acusado, Edilberto Letona fue absuelto de los cargos.

La familia Molina Theissen había dado una larga lucha por la justicia, que tiene como primer precedente el hecho de que en 2004 la Corte Interamericana de Derechos Humanos determinó la responsabilidad internacional del Estado guatemalteco por la desaparición forzada de Marco Antonio, y en su sentencia de reparaciones ordenó que se llevara adelante un proceso para identificar, juzgar y sancionar a todos los responsables.

Los militares condenados formaban parte de la línea de mando castrense, empezando por los responsables de la zona militar donde estuvo presa y fue tortura y violada Emma, hasta llegar a los jefes del Estado Mayor Presidencia y la Inteligencia Militar. Según la sentencia, los acusados pudieron haber actuado de una manera distinta pero optaron por no obedecer los mandatos normativos de Derechos Humanos y de carácter penal que prohíben las conductas realizadas.

La familia Molina Theissen, considerada por el ejército como subversiva, fue golpeada durante los años de guerra contrainsurgente en el país. Emma Guadalupe, militante de una de las organizaciones revolucionarias, fue capturada, torturada y violada por soldados de la zona militar de Quetzaltenango por un período de nueve días, luego de los cuales logró escapar.

Ante la huida de Emma, un grupo de militares, entre los cuales la familia reconoció al acusado Zaldaña, se presentó en la casa familiar y al no encontrarla se llevaron a su hermano Marco Antonio que en ese momento tenía 14 años y de quien hasta la fecha se desconoce el paradero.

El camino de la familia Molina Theissen, que tiene como destino el conocimiento del paradero de su hijo, vivo o muerto, ha tenido un nuevo logro con este proceso legal y con las acciones de resarcimiento a las que tendrán derecho, entre las que no se encuentra el resarcimiento económico, ya que la familia renunció a él.

Pie de foto: Abrazo de Doña Emma Theissen Álvarez y Emma Molina Theissen, cuando se dio a conocer la sentencia. Mayo 2018. Autoría de la foto: Nelton Rivera, Prensa Comunitaria

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