Una bruja rojilla recorre Abya Yala: lecciones de Rosa Luxemburgo para los márgenes

TEXTO: Selene Aldana Santana y Amada Vollbert Romero

Este se trata de un artículo escrito a cuatro manos, manos de amigas que han ejercitado una academia encorazonada basada en el apoyo mutuo. Nuestro objetivo es hacer una lectura situada, desde el Sur global, y en particular desde Abya Yala[1], de Rosa Luxemburgo, para identificar cuáles de sus ideas y posiciones han ejercido una influencia en las luchas anti-sistémicas recientes en nuestra región que se han movilizado en busca de formas otras de ser, pensar y estar en nuestras geografías y el mundo. Comenzamos exponiendo nuestra postura epistemológica, relacionada con la reivindicación de una lectura de Luxemburgo como pensadora desde y de los márgenes. Posteriormente, hacemos un recorrido histórico de la recuperación de Rosa en Abya Yala, identificando tres periodos-proceso y ubicándonos en esa trama. Culminamos el texto desarrollando las lecciones que reconocemos la revolucionaria polaca ha legado para nuestra región y sus luchas feministas, ecoterritoriales, anti-especistas y anti-colonialistas.

      Rosa Luxemburgo, pensadora desde los márgenes

      Al escribir esto partimos de abrazar las enseñanzas de las epistemologías feministas del punto de vista que, desde una influencia marxista, desmiente al principio positivista de objetividad dando cuenta de que todo conocimiento es generado por una experiencia de vida específica, situada y parcial. De modo que resulta relevante desde dónde experimentamos al mundo porque no se ve lo mismo de arriba que de abajo, del centro que de los márgenes. 

      Históricamente, el conocimiento dominante ha sido aquel proveniente de la experiencia de vida de los hombres euro-blancos burgueses, a esto se refiere la noción de androcentrismo: tomar la experiencia de vida de esa subjetividad hegemónica como representativa de toda la experiencia humana. Las epistemologías feministas del punto de vista, además de denunciar ese androcentrismo, han encontrado que las experiencias de vida marginales —como la que sostienen tantas mujeres racializadas y precarizadas de las periferias— ofrecen una posición epistémica privilegiada para observar aspectos de la realidad social. Como lo afirma Sandra Harding “algunos tipos de ubicación social y de luchas políticas impulsan el desarrollo del conocimiento opuesto a la visión dominante, que afirma que la política y la posición en relación con la situación local sólo bloquean la indagación científica.”[2] Por tanto, nosotras reivindicamos esa posición marginal como una que potencia nuestros saberes.

      Debido a muchas de sus adscripciones de nacimiento, Rosa Luxemburgo es una pensadora que fácilmente puede ser ubicada en esos márgenes: mujer, judía, originaria de una Polonia ocupada por el imperio ruso y con cojera. Incluso podríamos agregar, siguiendo a Bolívar Echeverría, que se encontraba en el “error objetivo de no ser atractiva”.[3] Pero lo más importante para sostener que su pensamiento es desde y de los márgenes, no son sus características de nacimiento, sino sus identificaciones elegidas:permanecer soltera e independiente, romper con los mandatos de feminidad, ser migrante, comunista, del ala más radical de su partido y muchas veces encarcelada. Claudia Korol afirma que:

      aun siendo una marxista formada en Europa, lo era de aquella parte de Europa sistemáticamente invadida por los países más poderosos. El marxismo de Rosa tiene las marcas de los pueblos que han luchado contra poderes autocráticos extranjeros. contra el colonialismo y los imperialismos, y que han construido su identidad no tanto como hegemonía, sino como rebelión frente a esa hegemonía.[4] 

      De modo que sus características marginales, de nacimiento y de elección, marcan el pensamiento de nuestra autora y se constituyen en una postura epistemológica, ya que  ella “decide adoptar el punto de vista de las víctimas de la modernidad capitalista”[5]. Y consideramos que fue por escribir desde ese punto de vista marginal de las subjetividades oprimidas que Rosa Luxemburgo dejó un legado de pensamiento valioso para el Sur Global.

      Es por eso que en este artículo no nos interesa desentramar “lo que Luxemburgo realmente quiso decir” -en caso de que tal ejercicio sea posible-, sino que buscamos hacer una lectura situada desde la marginalidad de Abya Yala, para rescatar aquellos de sus planteamientos que resuenan para las luchas de las mujeres de nuestra región. Hacer una lectura conscientemente situada desde la marginalidad de Abya Yala incluye un “proceso de re-ubicarnos” como sujetas atravesadas por una “matriz de dominación cuyas dimensiones (de sexo-género, clase, raza y sexualidad son co-constitutivas e inseparables”; de “reconocernos como sujetas colonizadas”, “con experiencias de ocupar espacios de opresión y /o privilegio”; “sujetas profundamente tocadas por la experiencia colonial, es decir, por los patrones de dominación que desde la conquista se impusieron a las poblaciones colonizadas, pero también por la profunda misoginia del modelo colonial instalado desde el siglo XVI en nuestros territorios”[6]. Pero ese proceso no se trata únicamente de identificarnos como resultado de la experiencia de dominación, sino que como contraparte también incluye reconocernos “agentes con una historia larga de resistencia”[7].

      Este ejercicio de reconocimiento y de re-ubicación es entonces un ejercicio de desplazamiento epistemológico: mudarnos de la casa del amo al jacal de las oprimidas. Aquí, por supuesto, estamos recuperando la imagen evocada por Audre Lorde, quien habla de la casa del amo y sus herramientas para referirse a las élites en el poder y sus instituciones[8]. Entre esas instituciones figuran la academia y su canon científico positivista, del que proponemos mudarnos epistemológicamente para re-ubicarnos y analizar el mundo social ‒como ya lo hacía Rosa‒ desde la experiencia de las subjetividades oprimidas y sus luchas (eso a lo que metafóricamente hemos llamado “el jacal de las oprimidas”). Mariana Alvarado y Maria Eugenia Hermida nos proponen:

      Mudémonos del canon andro-norte-euro centrado para registrarnos como habitantes de nuestra propia piel (…) con todo el dolor y potencia que eso supone. Conectemos con el Sur que somos y habitamos, pero ya no desde el extrañamiento de pensar nuestro territorio desde la lente norteurocentrada, sino desde nuestros propios pies.[9]

      Así que elegimos hacer una lectura situada desde los márgenes, no sólo por algunas de nuestras características de nacimiento como provenir de familias de clase trabajadora, de barrios populares y de una de las regiones del mundo que el capitalismo más ha exprimido, sino también porque entendemos que no puede haber centro sin explotación y expoliación de las periferias, y decidimos que no queremos convertirnos en opresoras. Por supuesto, tampoco queremos ser oprimidas por siempre. En realidad lo que queremos es que no haya opresión en absoluto. Pero mientras existe, elegimos identificarnos con las oprimidas que se sublevan contra el sistema que nos oprime, y hacemos de esa elección una postura epistemológica desde la que releemos a Rosa Luxemburgo buscando una maestra y una guía con enseñanzas para las luchas actuales en América Latina. Con esto, la convertimos en nuestra Rosa.

      En este apartado retomamos la periodización histórica que realiza Hernán Ouviña sobre la recuperación de Luxemburgo en nuestra región, pues como él señala “Rosa dista de ser una autora meramente anclada en su época y su contexto específico” (…) se nos presenta tremendamente actual e imperecedera (…) para analizar e incidir en las luchas emancipatorias (…) que se despliegan en el sur global”.[10] El politólogo argentino advierte tres momentos-procesos de ciclos de lucha en el Sur global durante el siglo XX, en los que el pensamiento de Rosa ha contribuido a “potenciar las luchas antisistémicas en nuestro continente”.[11] Nosotras mismas nos ubicamos como parte del momento más reciente de recuperación de Rosa.

      El primer ciclo de recuperación se desarrolla en los años posteriores al asesinato de Rosa, en enero de 1919 en Berlín. En este periodo destaca en América Latina la figura del marxista peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930), quien hace una “sugerente apropiación del legado luxemburguista” reconociendo de Rosa “su doble capacidad para la acción y para el pensamiento”. Además de Mariátegui, figuran Nydia Lamarque, poeta y activista feminista, quien escribe y dicta conferencias sobre Rosa; así como Rosa Scheiner, quien en “la revista Izquierda, recupera a Rosa como símbolo de la rebeldía proletaria”.[12] 

      En este primer ciclo nosotras también incluimos a quien consideramos es un margen en el centro: el marxista húngaro Gyorgy Lukács, ya que la lectura que éste hace sobre Rosa disparará muchos de los debates que posteriormente se darán en nuestra región sobre su pensamiento. Ejemplo de ello es su ensayo Rosa Luxemburgo, Marxista (1921) donde destaca tres elementos clave de su pensamiento i) la centralidad del punto de vista de la totalidad, que “no determina solamente al objeto, [sino] también determina al sujeto del conocimiento”, y por tanto se plantea una forma particular de entender y hacer ciencia desde el marxismo como “histórica y dialéctica, única y unitaria” ii) la acumulación del capital como una cuestión que “Se convierte en cuestión histórica de las condiciones de la acumulación y, así, en la certeza de que una acumulación ilimitada es imposible.” y finalmente iii) el reconocer a Luxemburgo como una marxista en la que descansa “el signo de la unidad de la teoría y la praxis en su obra y en su vida”.[13] 

      El segundo ciclo se desarrolla entre las décadas de 1960 y 1970, un momento de resurgimiento de las luchas populares en buena parte del Sur global, donde la obra de Rosa daba herramientas analíticas y de intervención militante que rompían con los dogmatismos y burocratismos predominantes. “En las multitudinarias manifestaciones contra la guerra de Vietnam, junto a pancartas de Ho Chi Minh y el Che Guevara, sobresalen las de su inconfundible rostro”. En aquel periodo es que el grupo político-cultural argentino Pasado y Presente publica libros y artículos de Rosa, hasta entonces inéditos en español. Una de las ciudades donde el grupo se moviliza es Córdoba, “que se ve estremecida por una huelga política de masas con tintes insurreccionales, conocida como el Cordobazo”.[14] En el 68 mexicano también encontramos la referencia de Rosa a través de José Revueltas, filósofo militante del Comité General de Huelga de la UNAM. Simultáneamente, la teoría de la dependencia, a través de autores como Ruy Mauro Marini, Vania Bambirria y Theotonio Dos Santos, recuperaba el pensamiento antimperialista de Rosa para formular una lectura dialéctica de la relación entre centro y periferia mundial desde la noción luxemburguista de totalidad.[15]

      Hacia el final de este ciclo tenemos el ensayo de Bolívar Echeverría Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e Internacionalismo (1978),publicado como Prólogo de las Obras Escogidas de Rosa Luxemburgo por la editorial Era en México. En este ensayo Echeverría lleva a cabo una desmitificación de la figura de Luxemburgo, intentando recuperar lo que él llama “la línea de la radicalidad comunista luxemburguiana”, la cual se ha intentado ocultar a través de la figura ficticia de una “Rosa casi leninista” a quien se cargan los pecados del espontaneísmo, del fatalismo catastrofista (supuesta previsión del fin del capitalismo) y del esquematismo obrerista (debate sobre la relación de la clase obrera con la cuestión nacional). Echeverría muestra que todos estos “defectos” son mitos que provienen de lecturas tergiversadas de la obra de Rosa. Con esto podemos observar que muchas veces son las luchas políticas aquellas que impulsan la recuperación de figuras y contenidos específicos en los circuitos académicos, y a su vez esa recuperación nutre a las luchas políticas, cumpliéndose así la tesis luxemburguista sobre la espontaneidad revolucionaria, que “se halla en un plano que supera el de la oposición entre ‘espontaneísmo’ y ‘dirigismo'”.[16] 

      El tercer ciclo que señala Ouviña va de la década de 1990 hasta la actualidad. Este es un nuevo ciclo de luchas populares e impugnación al neoliberalismo en América Latina donde Rosa resurge como referencia teórico-política de diversos movimientos populares. El libro La revolución es magnífica (2022), editado por Hernán Ouviña reseña la experiencia de decenas de organizaciones que la recuperan, tales como la Cátedra Libre Virginia Bolten (La Plata, Argentina); Colectivo Nacional de Formación del Movimiento de Mujeres Campesinas (Brasil): La Tinta (Córdoba, Argentina): Movimiento por el agua y los territorios (Chile):BASE-IS (Paraguay). En este periodo nosotras consideramos que también podemos ubicar el libro El marxismo olvidado (2014)de Michael Löwy, donde tres de los seis capítulos que lo conforman están dedicados al pensamiento de Rosa, aunque también retoma a marxistas como Lukács, Gramsci y Lucien Goldmann. No es casual que Löwy comience hablando de “el enorme y desigual cuerpo de escritos sobre Rosa Luxemburgo que se han publicado desde mediados de los setenta, [donde] algunos análisis genuinos de la más alta calidad se codean con la mayor confusión y arbitrariedad.”[17], confirmándose así el planteamiento de Echeverría sobre la mitificación de Rosa.

      Este tercer periodo ha experimentado un impulso particular en el marco de los últimos años de efervescencia del feminismo latinoamericano universitario. En México, éste inició en 2017 cuando el movimiento feminista univeristario se exponenció debido al feminicidio de Lesvy Berlin Osorio[18], se consolidó en 2019 por la conmemoración de los 100 años del asesinato de Rosa y continua hasta nuestros días. Este ciclo, donde nos ubicamos a nosotras mismas, así como a los círculos de lectura, publicaciones, tesis y discusiones que se han realizado en torno a la figura de Rosa, y de sus camaradas Clara Zetkin y Alexandra Kollontái, fue impulsado por el fortalecimiento del movimiento feminista y de mujeres que luchan en América Latina, por lo que se caracteriza por hacer una recuperación feminista de esta importante revolucionaria.

      Las luchas de mujeres también se expresaron en la comunidad educativa de la que formamos parte, porque al interior de los salones de clases de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México desembocaron en un ímpetu por una reconstrucción feminista de la Sociología que está teniendo lugar en diversas geografías. En este marco, en 2019 construimos el proyecto de intervención educativa La participación femenina en la Sociología, a partir del cual hemos estudiado a las sociólogas clásicas con el objetivo de incluirlas en el Plan de Estudios de la Licenciatura. Fue así como re-descubrimos a las marxistas (Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo y Alexandra Kollontái), organizando dos círculos de lectura en torno a su obra: uno introductorio en 2019, y otro de profundización en 2022. Hoy los rostros de Rosa y Clara figuran en las paredes de nuestra facultad como referentes de las luchas obreras y feministas que denuncian la doble o triple jornada laboral femenina, la persistente brecha salarial, y la explotación del trabajo de cuidados no remunerado.

      Como ejemplo de las semillas que han germinado en este ciclo-lucha encontramos: Rosa Luxemburgo. Utopía y vida cotidiana (2018), del costarricense Rodrigo Quesada Monge; la compilación de Brigada para Leer en Libertad Su Hogar es el Mundo Entero (2019), que contiene los escritos de Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo sobre “la cuestión femenina”; el libro Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política (2020) de Hernán Ouviña, que incluye un capítulo titulado “Mujeres, pueblos indígenas y naturaleza en la reproducción de la vida”; el artículo “El feminismo marxista y la Sociología Clásica”(2020) de Teresa Rodriguez de la Vega; la traducción al español del Diccionario Histórico-Crítico del Marxismo-Feminismo (2022); la tesis El diagnóstico marxista de la modernidad en clave feminista (2022) de Amada Vollbert Romero; la compilación Mujeres, revolución y socialismo (2023), por Ediciones IPS,con textos sobre la cuestión femenina de Luxemburgo, Zetkin, Kollontái, Eleanor Marx, Inessa Armand, Karl Marx, Engels, Lenin y Trotsky; así como los libros para infancias, Rosa Lux19. La revolución en juego (2019) de Vanesa Ripio y La maravillosa vida de Rosa Luxemburgo (2021) de Ana Iniesta y Daniela Beracochea.

      Además, organizaciones actuales muy diversas comparten a la Rosa como punto de referencia, siendo recurrente la alusión a ella como una abuela, una bruja o una maestra que nos ha heredado un legado de experiencia y sabiduría. Advertimos que en particular se retoma el carácter interseccional, ecologista, antiespecista y anticolonial de su pensamiento. A continuación, revisamos cómo identificamos esos aspectos en el pensamiento de Rosa y en las luchas de nuestra región.

      Si Rosa puede o no ser considerada feminista se mantiene como un debate abierto. Como sabemos, en su contexto de vida la etiqueta de “feministas” se reservaba para las sufragistas liberales, quienes sostenían una posición reformista que apostaba a que las mujeres burguesas accedieran a los privilegios que el capitalismo reportaba a los hombres de su misma clase. Rosa, al igual que su gran amiga Clara Zetkin, principal líder del movimiento de mujeres obreras, consideraba que no existía colaboración posible entre el movimiento sufragista y el de mujeres obreras. Por lo tanto, ambas rechazaban para sí mismas los títulos de “feministas”. Sin embargo, además de ser una categoría histórica, “feminista” es una categoría analítica que nos permite encontrar tendencias compartidas en diversas pensadoras y activistas de distintas épocas. De ahí que, como hemos señalado antes, el momento más reciente de recuperación de la figura de Luxemburgo, lo ha hecho desde un enfoque feminista que sí ha encontrado elementos en su figura y pensamiento como para identificarla inspiración de las luchas de las mujeres de Abya Yala de los últimos años.

      Su forma de vida desafió los mandatos de feminidad de la época. Se trata de una mujer que permaneció soltera, independiente y sin ser madre, sosteniéndose de su propio trabajo de escritora, periodista y maestra; se dedicó al oficio masculino de la política y a hacerlo defendiendo sus posicionamientos aun enfrentándose a los líderes de su propio partido. “Se atrevió a enamorarse una y otra vez, rompiendo las convenciones sobre la familia (…) osando inclusive amar a Kostia Zetkin, el hijo de su amiga Clara, 13 años más joven que ella” .[19]

      Además de que su forma de vida rompió con los mandatos de feminidad, Rosa tiene afirmaciones explícitas que la aproximan al feminismo, como cuando cita de Charles Fourier que en toda sociedad, el grado de emancipación de la mujer es la medida natural de la emancipación general. Pero como plantea Hernán Ouviña, “será un error contemplar sus aportes al feminismo teniendo en cuenta sólo aquellos escritos o epístolas explícitamente dedicados al tema”, ya que en muchos otros, existen pistas sugerentes para interpretar y potenciar la lucha de las mujeres. Por ejemplo, Drucilla Cornell afirma que Rosa fue una feminista ética, porque luchó contra todas las estructuras que dividían a las personas entre seres de primera y segunda clase.[20]

      En efecto, podemos encontrar lecciones que Rosa Luxemburgo aporta a los movimientos feministas latinoamericanos recientes. Para empezar, por su punto de vista de la totalidad y del capitalismo como un sistema de opresión complejo, puede ser considerada precursora de los enfoques interseccionales que son tan relevantes para el feminismo actual.[21] La interseccionalidad pretende separarnos de la idea esencialista de la mujer universal, para reconocer la diversidad de experiencias de las mujeres en plural, configuradas por una particular interrelación de los sistemas del heteropatriarcado, del colonialismo, del racismo y del clasismo en sus experiencias de vida. De modo que la vida de las mujeres en América Latina se desenvuelve en un cruce de caminos particular, esto es, en un entrecruce peculiar de sistemas de opresión.

      La perspectiva de totalidad de Rosa Luxemburgo no solo contiene este enfoque, sino que lo desborda. Para ella cada dimensión de la realidad es un momento o arista de una totalidad concreta; por ello, no hay que aislar cada dimensión sino analizar su especificidad desde la totalidad dinámica. Esta mirada permite entender al capitalismo como un sistema de dominación múltiple, en el que las distintas formas de opresión (como la clasista, la étnica, la patriarcal, la heteronormada, la adultocéntrica…) se encuentran anudadas entre sí, reforzándose recíprocamente. Por ejemplo, Rosa es una de las pensadoras recuperadas en Chile por el Movimiento por el agua y los territorios, para entender el “entramado extractivismo, patriarcado y colonialismo” y, en su contra, tomar como guía “la descolonización de la naturaleza y la consolidación de economías territoriales desde un feminismo comunitario”.[22] 

      Ver la opresión que viven las mujeres únicamente por su condición de género es una mirada parcial. Es por eso que el Movimiento de Mujeres Campesinas, en Brasil, se ha construido como un movimiento autónomo de mujeres que no represente división alguna de luchas, sino que vea a la lucha de clases desde la condición de ser mujer y a partir de la especificidad de ser mujer campesina.[23] El Movimiento se reconoce en construcción colectiva de un feminismo campesino, indígena y negro de América Latina y el Caribe, un Feminismo Campesino popular. [24] 

      Pero además, Luxemburgo reconoce ciertas características en esa totalidad que pueden enriquecer el enfoque del feminismo intereseccional. Identifica que la totalidad no es pétrea ni estática, sino que se halla en proceso, en permanente movimiento y transformación. Así que aquel entrecruce en que cada mujer se encuentra no es fijo sino que se halla en movimiento dependiendo de su trayectoria de vida así como de las transformaciones del contexto social en que se desenvuelve.

      Rosa encuentra que la totalidad es además contradictoria, ya que en su interior coexisten fuerzas contrapuestas y hasta antagónicas.[25] Ese carácter contradictorio de la totalidad nos puede ayudar a entender la existencia de identidades interseccionales por las que una persona simultáneamente puede pertenecer a grupos oprimidos y privilegiados cuyos sistemas se solapan o articulan. También nos da recursos para entender y analizar la realidad de que las mujeres del Norte global han podido emanciparse a costa de la condición de opresión de las poblaciones del Sur global, y que incluso algunas mujeres del Sur global, han hecho lo propio apoyándose en la explotación a otras mujeres que están en condiciones de mayor precarización.

      Y quizá lo más importante es que esa mirada de la totalidad diversa y contradictoria nos ayuda a separarnos de los esencialismos, pluralizando al agente político sin encapsular las diversas luchas. Como reflexionan desde el Taller Feminismos populares, ecoterritoriales, campesinos e indígenas hacia la construcción de horizontes ecosociales, “nuestras luchas, si bien pueden tener ciertas diferencias geográficas, están siempre conectadas (…). Lo importante de reflexionar sobre el agua, la soberanía energética y alimentaria es que en realidad no existe una división de los temas, sino que están interconectados, aunque a veces perdamos la visión panorámica para abordarlos. (…) cada una de nosotras vive esa experiencia de depredación y dolor desde su propio territorio y el capitalismo busca que lo pensemos aisladamente y caemos en el individualismo”.[26]

      El sujeto político de las luchas de mujeres no sólo se encuentra en las obreras participantes del movimiento organizado o del partido; también está en la bailarina del music hall[27], en las amas de casa, en las desempleadas, en las defensoras del territorio o en las buscadoras de desaparecidos. Por eso consideramos que estas aportaciones que el pensamiento de Rosa hace a los enfoques interseccionales también nutren las apuestas por un transfeminismo, como lo ha denominado Sayak Valencia, para referirse a la diversificación del sujeto político del feminismo, que incluye, no sólo a las mujeres, sino también a otras subjetividades oprimidas como las disidencias sexuales o las personas con discapacidad.[28] 

      Esa diversificación de la subjetividad revolucionaria abre paso a la confianza de Rosa en las masas, que, Ouviña afirma, es un principio despatriarcalizador “que supone pasar del egocéntrio capitalista” a la convivencia en comunidad.[29] Llamó la atención sobre los riesgos de la idolatría por los partidos, y reconoció la potencia revolucionaria de la espontaneidad de las masas, que veía como antídoto contra el reformismo. Como lo apunta Rodrigo Quesada:

      Si no era posible atacarlo en y dentro de la democracia parlamentaria, había que inventarse los medios para que las masas, con fuerza espontánea, en las calles, en los sindicatos, a través de las huelgas, de los levantamientos populares en los barrios, en los distritos, y en los centros de trabajo, como en las fábricas, en las minas, en los lugares de producción agrícola, en las cantinas, se deshicieran del reformismo denunciando (…) sus coqueteos con los grupos sociales dominantes.[30]

      También en el actual movimiento feminista latinoamericano encontramos esa confianza en las masas y la recuperación del recurso de la huelga de masas, tal como lo muestra el ejercicio de la huelga feminista del 9 de marzo, que ocurre cada año desde 2017 en muchas ciudades latinoamericanas para denunciar la enorme cantidad de trabajo de cuidados que las mujeres realizamos sin reconocimiento, ni remuneración. Encontramos una expresión de la autoconciencia del carácter masivo del feminismo latinoamericano actual en el nombre de uno de los movimientos más importantes de los últimos años, como lo es el de Marea Verde, nacido en Argentina, pero con presencia en toda América Latina, dedicado a la lucha por los derechos sexuales y reproductivos. La metáfora de la marea, por supuesto, nos refiere a su carácter multitudinario, mismo que como recién vimos plantea Rodrigo Quesada, en efecto resulta antídoto contra el reformismo, ya que su consigna “Hasta que sea ley” -para referirse a la despenalización del aborto- exige una reforma no reformista -como Rosa reconocía podía haberlas[31]– que conserva como horizonte la construcción de un proyecto político anticapitalista.

      El movimiento de la Marea Verde usa una metáfora acuática que antes ya había usado la propia Luxemburgo para entender a la lucha social: “A veces la ola del movimiento invade todo, a veces se divide en una red infinita de pequeños arroyos; a veces brota del suelo como una fuente viva, a veces se pierde dentro de la tierra”.[32] 

      Quizá la colindancia más relevante entre Rosa y el feminismo consiste en su biocentrismo, esto es, poner a la vida en el centro. Este es un principio de pensamiento y praxis que resulta profundamente anti-sistémico en medio del capitalismo, que pone en el centro la ganancia económica oprimiendo la vida de las poblaciones, especies y territorios. Esa concepción de Rosa que pone en el centro a la vida y su defensa, la ha hecho un referente para diversos movimientos de  feminismos ecoterritoriales queluchan por la sostenibilidad de la vida.

      El biocentrismo de Luxemburgo lo encontramos, de entrada, en su amor por la naturaleza. Es ampliamente conocida la pasión de Rosa por las plantas y los animales, particularmente por los gatos y las aves, cuya diversidad de sonidos sabía imitar con destreza única. La mujer que pasó tanto tiempo bajo las rejas como presa política admiraba más a que a ningún ser, a las aves. Claudia Korol señala que Rosa iba más allá de la consigna marxista de “nada lo humano me es ajeno”, ya que “tampoco le eran ajenos los pájaros, las plantas, los árboles, un cielo celeste o gris, las estrellas, la luna, el río”, lo que “nos permite pensar la íntima relación de las mujeres socialistas, de las feministas, de las protagonistas de las revoluciones del siglo XX y del siglo XXI, con la vida misma”[33] .

      Esa especial sensibilidad por la naturaleza era reconocida por sus amigas como una de sus grandes cualidades. En el texto Rosa Luxemburgo (1919), que su amiga y camarada Clara Zetkin escribio después de su asesinato, se le describe como:

      un alma delicada, profunda, apasionada, que no sólo abrazaba como propio todo lo humano, sino que se extendía también a los demás seres vivientes, pues para ella el universo formaba un todo armónico y orgánico. (…) ¡Cuántas veces se detenía aquella a quien llamaban <<Rosa la sanguinaria>>, fatigada y abrumada de trabajo, ¡y regresaba a salvar la vida de un insecto extraviado entre la hierba![34] 

      Rosa estudió Biología en la Universidad de Zurich,  así que además de sensibilidad, tenía un amplio conocimiento sobre el mundo natural, el cual se observa en el Herbario que fue construyendo a lo largo de su vida, así como en muchas de sus cartas en las que hace detalladas descripciones del paisaje que la rodea o incluso aporta datos precisos sobre especies de aves y plantas. En una carta con fecha del 6 de julio de 1917 dirigida a Hans Diefenbach, uno de sus amores de vida, escribe:

      Un pequeño amigo cuya foto le envío, ha contribuido a hacerme entrar en razón. Este muchacho con el pico tan atrayente, la frente alta y ojos sabihondos se llama pájaro “hypolais-hypolais”, en alemán “pájaro del follaje jardinero”. Es seguro que usted lo ha oído en algún lugar porque anida preferentemente en jardines y parques. Con seguridad usted no lo ha observado porque en general los hombres dejan de lado sin observar, las cosas más hermosas de la vida.[35] 

      Coincidimos en la apreciación de  Hernán Ouviña de que más allá de una mera “simpatía y pasión por la botánica y la herboristería”, se trata de “una arista indisociable de su propuesta anticapitalista, antipatriarcal y anticolonial”, ya que  en el pensamiento de la autora hay una concepción de la naturaleza como ente oprimida[36], a lo que nosotras agregamos que en Luxemburgo hay una posición política biocéntrica opuesta a la lógica fundamental del capitalismo. Esto la convierte en una de las primeras marxistas que reconoce la importancia de la defensa de la madre tierra y de los animales como consustancial a la lucha anti-capitalista.

      Rosa formula paralelismos entre los animales y las clases trabajadoras, viéndoles como víctimas del mismo sistema de explotación capitalista. En la carta que escribió desde la cárcel a su amiga Sonia Liebknechk, en la víspera de Navidad en 1917, describe la profunda empatía que sintió con un búfalo que al igual que ella, era un motín de guerra, privado de su libertad y forzado a trabajar. En la carta describe:

      Mientras descargaban el carro, las bestias permanecían impasibles y exhaustas, y una de ellas, la que sangraba, dejaba caer su mirada tristemente. Su aspecto y sus grandes ojos, tan dulces, tenían la expresión de un niño que hubiera llorado mucho, de un niño que hubiera sido severamente castigado sin saber por qué y que no sabe ya qué hacer para librarse del tormento y de la violencia brutal. Yo estaba frente a la yunta, y el animal herido me miraba; las lágrimas que asomaron mis ojos eran sus lágrimas. No es posible estremecerse ante el sufrimiento del más querido de los hermanos más dolorosamente de lo que yo me estremecí en mi impotencia ante aquel mudo dolor. ¡Las vastas y jugosas praderas verdes de Rumania perdidas para siempre! Allí brillaba el sol, soplaba el viento, cantaban los pájaros de modo muy distinto, y la melodiosa llamada del pastor sonaba a lo lejos. Aquí la horrible calle, el establo asfixiante, el heno mezclado con paja podrida, y, sobre todo, estos feroces hombres desconocidos, y los golpes, la sangre que emana de la herida abierta… ¡Oh, mi pobre búfalo, mi pobrecito y querido hermano! Hénos aquí a los dos, a ti y a mí, impotentes y silenciosos unidos por el dolor, la impotencia y la nostalgia.[37] 

      Este extracto es muestra de la sensibilidad que Rosa tenía por los animales al considerarlos en este caso, al igual que la clase proletaria, víctimas de los horrores de las guerras imperialistas. Se muestra su “vocación distante del antropocentrismo” que supone al ser humano como una especie superior y centro absoluto del universo, con derecho a someter e instrumentalizar (…) a las demás especies y seres vivos”.[38] Con ello se aventura la hipótesis de que en Rosa hay “una afinidad electiva con el planteo de numerosos pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y organizaciones campesinas que postulan que la naturaleza, al igual que los seres humanos, tienen derechos que no pueden ser pisoteados”.[39]

      Así, en la profunda empatía e identificación de Rosa con seres vivos no humanos, podemos encontrar puntos de apoyo para las luchas que hoy conocemos como antiespecistas, cuya radicalidad estriba en interpelar al sistema de producción y consumo en su totalidad a partir de la premisa de que todos los seres vivos son valiosos. Estos posicionamientos de Rosa resuenan en los de organizaciones latinoamericanas, como el Colectivo Nacional de Formación del Movimiento de Mujeres Campesinas, en Brasil, que afirman que “la lucha de clases también implica repensar la relación con la naturaleza y combatir los ataques al territorio”[40]; o el Movimiento por el Agua y los Territorios, en Chile, que aseguran que “defender las aguas y los territorios es defender la dignidad de los pueblos” y que “la soberanía alimentaria y energética representan formas comunitarias de protección de la naturaleza y se vinculan a su vez con la autodeterminación de los pueblos(…)”[41]. Por su parte, el Movimiento de Mujeres Campesinas, en Brasil, que apuesta por una agroecología opuesta al capitalismo, al patriarcado, al racismo y al colonialismo, afirma compartir la sensibilidad de Rosa hacia el cuidado de la naturaleza, de la que la humanidad forma parte, por lo que reconocen “debemos convivir sin explotaciones depredadoras que desean la ganancia por encima de la vida”[42].

      Su biocentrismo, así como su perspectiva de la totalidad, aproximan a Rosa a la posición anticolonial que sostendrá a lo largo de su vida y que también aporta enseñanzas a las luchas contemporáneas de Abya Yala.

      A pesar de ser una forma crítica de aproximación al mundo social, el marxismo no ha logrado sortear por completo el pensamiento colonialista en muchos de sus desarrollos teórico-políticos. Ejemplo de ello son algunos de los planteamientos en torno al internacionalismo presentes en La mujer y el socialismo (1879) de August Bebel, donde podemos encontrar una preocupante tendencia a la homogeneización del proletariado y sus diversas culturas de procedencia, e incluso un pensamiento explícitamente colonial. En los capítulos de “El internacionalismo” y “La cuestión de la población y el socialismo” del libro arriba mencionado aparecen frases como “misión civilizadora”, calificativos como “bárbaros y salvajes”, y posturas políticas que refieren a “principios racionales de colonización” y “dominación de la naturaleza”, entre otras que, como sabemos, no eran opiniones aisladas, sino posiciones compartidas por diversos miembros del partido.[43]

      El caso de August Bebel, uno de los teóricos y militantes marxistas más comprometidos con la cuestión femenina, nos ayuda a mostrar que el marxismo también fue permeado por el evolucionismo racista y colonialista de su época. Rosa, por su parte, será crítica de esta concepción lineal de la historia donde “Todo lo que correspondía al “salvajismo” y la “barbarie” constituía por así decirlo una simple antecámara vergonzosa y de escasísimo valor de la civilización, una existencia semianimal que la humanidad civilizada de hoy sólo podía contemplar con condescendiente menosprecio”.[44] Con ello reivindica, para el marxismo, una mirada anticolonialista muy rica que se manifiesta tanto en debates teóricos que plantea -como el de la acumulación del capital como proceso permanente- como en posturas políticas concretas -como aquellas sobre la cuestión nacional y el internacionalismo-, como lo desarrollamos a continuación.

      Como se lee en el Prólogo de La acumulación del capital (1913), la idea de este libro surgió cuando Rosa se encontraba escribiendo Introducción a la economía política (1925), un libro de corte didáctico pensado como material para apoyar sus clases en la escuela de formación de cuadros del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Fue en el transcurso de ese gran proyecto de sistematización y traducción de las ideas más importantes de Marx sobre economía política que Rosa “No conseguía exponer con suficiente claridad el proceso global de la producción capitalista en su aspecto concreto, ni sus límites históricos objetivos.” lo cual dio piema una nueva investigación.[45] En estas dos obras, profundamente relacionadas, se desarrollan algunos de los conceptos clave para entender el capitalismo y su dependencia respecto de las periferias o -como las llamaba Europa en ese entonces- colonias.

      Rosa denuncia que “El capitalismo necesita, para su existencia y desarrollo, estar rodeado de formas de producción no capitalistas”. Con esto entiende a la acumulación originaria como proceso permanente que destruye las “economías naturales” y desarticula ecosistemas y comunidades en las periferias del mundo capitalista. Esto es, lo que hoy llamamos neocolonialismo es una condición necesaria y constante del capitalismo, ya que “toda nueva expansión colonial va acompañada, naturalmente, de esta guerra tenaz del capital contra las formas sociales y económicas de los naturales, así como de la apropiación violenta de sus medios de producción y sus trabajadores.”. Y todas estas políticas neocoloniales, resultan en un choque del capitalismo con “la economía natural [que] ofrece rígidas barreras , en todos sentidos, a las necesidades del capital.”.[46]

      Aquí, Rosa dialoga con el Marx del Capítulo XXIV del Tomo I de El Capital, donde se desarrolla la noción de acumulación originaria o acumulación primitiva, como un proceso necesariamente violento, ilustrándolo con la lúgubre afirmación de que “el capitalismo nace manchado de sangre y lodo”. Luxemburgo reconsidera el concepto de Marx para verlo, no como un momento acotado a los comienzos del capitalismo europeo, sino como un proceso constante que se reimpulsa una y otra vez en reestructuraciones periódicas del capitalismo como sistema global cuya acción se extiende al mundo entero:

      Sacar permanentemente de otros países más productos que los que uno les da, sólo podría hacerlo, evidentemente, un país que tuviera sobre aquellos otros ciertos derechos económicos. Esos derechos no tienen nada que ver con el intercambio entre iguales. Y semejantes derechos y relaciones de dependencia entre los países existen efectivamente, aunque las teorías profesorales no sepan nada de ellos. Esa relación de dependencia, y en su forma más sencilla, por cierto, es la de una de las llamadas metrópolis sobre sus colonias.[47] 

      Con estos análisis, la pensadora polaca da cuenta del vínculo entre el capitalismo y el colonialismo mostrando que la extracción de valor no solo se reduce a los ámbitos productivos, sino que se extiende a otras zonas de apropiación como son las colonias, la naturaleza, los pueblos indígenas, lxs niñxs, lxs migrantes, las mujeres y otrxs subalternidades oprimidas.[48] 

      Retomando a Hernán Ouviña, podemos afirmar que para Rosa, el proceso de acumulación permanente incluye: la explotación de las colonias, de la naturaleza, del trabajo doméstico no remunerado de las mujeres, el desplazamiento de poblaciones campesinas e indígenas, así como la privatización de bienes comunes como el agua.[49] Y es que, como lo afirma Francisca Fernández del Movimiento por el agua y el territorio, “la forma mercantil, utilitarista, de desecho hacia los cuerpos de las mujeres, la disidencias, opera de la misma forma que el despojo de los territorios”[50].

      Este giro de tuerca que Luxemburgo da al concepto marxista de acumulación originaria ha aportado recursos de entendimiento a distintos activistas, pensadores y pensadoras para analizar el neoextractivismo que azota a América Latina con sus megaproyectos y sus procesos de gentrificación. En este sentido la organización paraguaya BASE-IS recupera a Rosa para entender los proceso violentos contemporáneos de neocolonialismo a través de la biotecnología, los agronegocios y los monocultivos de soja transgénica, ya que su pensamiento capta el entrelazamiento despojo-explotación y capitalismo-colonialismo-extractivismo-patriarcado, y con ello también, lucha de clases-defensa del territorio y de la vida.[51]

      Para Rosa Luxemburgo, el internacionalismo implicaba “una actitud ética y política de carácter estratégico, que debía ejercitarse a nivel cotidiano y en forma militante” buscando la hermandad de todos los pueblos del mundo en la lucha contra la explotación capitalista y sus males: tales como el imperialismo o el chauvinismo.[52] Esta hermandad no implicaba una homogeneización en las formas de vida y de lucha de los pueblos, sino más bien, consistía en la comprensión de los procesos históricos compartidos por todos ellos para “despertar y difundir el carácter histórico-mundial de la revolución comunista”[53]. Esta forma de concebir el internacionalismo le permitió a Rosa reconocer dos cosas fundamentales: i) el valor de formas de vida distintas a las de la modernidad capitalista, entre ellas las de nuestro propio continente antes de la invasión europea, cuya existencia desmiente el carácter eterno de la propiedad privada; y ii) la importancia de que en la comprensión histórica los relatos nacionales no aparezcan inconexos, sino como procesos históricos compartidos por todos los pueblos oprimidos, aunque situados en contextos particulares.

      Sobre el reconocimiento de formas de vida no capitalista, en su obra Introducción a la economía política, Rosa escribió muchas cuartillas (más de la mitad del libro) sobre lo que ella denominaba sociedades comunistas agrarias. En distintos momentos Rosa celebra las dinámicas organizativas de esas sociedades, destacando en ellas la ausencia del “Estado con leyes coactivas escritas, la división en ricos y pobres, dominadores y trabajadores.”[54] En estas sociedades Rosa encuentra afinidades entre el ímpetu revolucionario de las masas proletarias europeas y las resistencias de “aborígenes” de los países coloniales “al avance de la europeización”.[55] Además, en La acumulación del capital, Rosa no sólo denuncia los procesos de colonización y despojo que sufrieron la India y Argelia por parte de Inglaterra y Francia, respectivamente, sino que también describe las formas comunitarias de vida de estos pueblos como aquellas que están basadas en “lazos estrechísimos de solidaridad, auxilio mutuo e igualdad”.[56] 

      Sobre la comprensión histórica de los relatos nacionales tenemos el debate sobre la cuestión nacional de su país natal, Polonia, donde se hallaban en oposición dos posturas socialistas. Por un lado, el Partido Socialista Polaco (PPS) exigía la independencia de Polonia del Imperio Ruso, y por el otro, el Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia y Lituania (SDKPIL) -en el que Rosa militaba- planteaba la unión de toda la clase trabajadora del territorio zarista contra el gobierno absolutista tanto ruso como polaco. Luxemburgo exigía la “igualdad de todas las nacionalidades que habitan el imperio ruso, con garantía de libertad de su desarrollo cultural, escuela nacional y libertad de uso de la lengua materna”.[57] Siguiendo a Hernán Ouviña y a María-José Aubet[58], esta es la exigencia que muchos pueblos originarios en Abya Yala hoy reivindican como un estado plurinacional, en el que se respeten las distintas lenguas y orígenes en un proceso que apunta a eliminar las lógicas jerárquicas y racistas del Estado-Nación tal y como lo conocemos. Por eso, como ya lo hemos mencionado en otros espacios

      Más allá de estar de acuerdo o no con la posibilidad de descolonizar el Estado-Nación a través de un estado plurinacional, lo importante aquí es resaltar los puntos de encuentro entre el pensamiento de Rosa y las luchas contemporáneas que hoy son abanderadas en muchos frentes por los pueblos indígenas, las mujeres, los disidencias sexuales, el movimiento negro, las resistencias alimentarias, las perspectivas comunitarias y cooperativistas, entre muchas más que reivindican de la particularidad dentro de la totalidad.[59] 

      Así, junto con Hernán Ouviña, consideramos pertinente abrazar la máxima zapatista de un mundo donde quepan muchos mundos, para que las posibilidades de diversidad en la unidad puedan ser realizadas[60].

      Consideramos que leer a Rosa Luxemburgo desde la posición epistemológica de los márgenes potencia a la autora de una manera que la hace aparecer completamente vigente para las actuales luchas de Abya Yala. Desde esa posición, que opta por ejercitar la marginalidad, el pensamiento de Rosa nos ayuda a mirar las opresiones múltiples que nos atraviesan, y con ello, a formarnos una postura anti-capitalista compleja. Su legado, sin embargo, no nos deja sin esperanza porque ella misma no la perdió ni en los momentos más crudos. Aun en el encierro, apostaba por la alegría y la esperanza que le daba poder observar una catarina, como lo narra en una de sus cartas desde la prisión:

      Querida Lulú: …Créeme, el tiempo que yo ‒como otros‒ paso ahora entre rejas, no es tiempo perdido. De algún modo tiene su importancia ante la gran cuenta general. (…) Me alegra tanto la vida…, y cada mañana examino detalladamente cómo están los capullos de todos mis arbustos, cada día visito una mariquita roja con dos puntos negros en la espalda… observo las nubes, en su continuo cambio, cada vez más hermosas, y en general no me siento más importante que esa mariquita. Y esa sensación de insginificancia me hace sentir increíblemente feliz[61]

      Además de ser un conveniente sitio epistemológico, los márgenes constituyen una ubicación políticamente potente que nos permite identificarnos y reconocernos con otras muchas luchas del Sur global, ayudándonos a vencer el aislamiento que nos trata de imponer el capitalismo. La experiencia del Círculo de lectura marxista que sostuvimos en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM nos los confirmó porque fue capaz de convocar a compañeras de diversas disciplinas, escuelas y geografías. Esa experiencia nos ha llevado a afirmar parafraseando al Manifiesto Comunista (2001)que una bruja rojilla recorre Abya Yala, refiriéndonos con ello al ímpetu de ese feminismo anticapitalista que en los años recientes nos ha hecho voltear de nuevo a Rosa en busca de una guía y maestra. No evocamos un fantasma como lo hicieron Marx y Engels sino a una bruja, por ser una figura que el feminismo contemporáneo se ha interesado por analizar, reinterpretar y reivindicar, como lo ha hecho la mismísima Silvia Federici.

      Para orientarnos en este entorno de despojo y guerra en que vivimos, nos quedan las enseñanzas de las abuelas brujas como Rosa, que  parecen converger en una sola voz que nos empuja, a nosotras también, a apostar por la vida. Con ello abrazamos el I y II Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan, realizados en 2017 y 2019 respectivamente, donde encontrándonos en territorio zapatista se acordó algo tan simple y a la vez tan complejo como: “Elegimos vivir”. Y para hacerlo necesitamos sabernos herederas de una larga tradición de lucha colectiva anticapitalista, anticolonialista y despatriarcalizadora que nos conduce, entre muchas otras, a la entrañable Rosa Luxemburgo.

      • Aldana, Selene et al: Cuaderno de trabajo. La participación femenina en la Sociología Clásica, 1a ed. Ciudad de México 2021.
      • Alvarado, Mariana & Hermida, María Eugenia: Feminismos del Sur: Nudos epistemológicos para articular una investigación otra, en PACHA Revista de estudios contemporáneos del Sur Global 9/2022, pp. 1-21.
      • Audre Lorde: La hermana, la extranjera (Extractos). Fusilemos la noche. 1a ed.  Oaxaca 2017.
      • Bajo Tierra Ediciones: A modo de presentación, in: Hernán Ouviña, Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política. Una lectura desde América Latina, 1a Ed. Ciudad de México 2020.
      • BASE-IS Paraguay: Las luchas contra acumulación por despojo para garantizar la soberanía alimentaria en Paraguay, en Hernán Ouviña (Ed.): La revolución es magnífica, 1a Ed. Buenos Aires 2022, pp. 159-166.
      • Bebel, August: La mujer y el socialismo, 1a ed. Madrid 2018.
      • Colectivo Nacional de Formación del Movimiento de Mujeres Campesinas: Mujeres que transforman el mundo: Encuentro del Movimiento de Mujeres Campesinas con el pensamiento de Rosa Luxemburgo en Hernán Ouviña (Ed.): La revolución es magnífica, 1a Ed. Buenos Aires 2022, pp. 79-88.
      • Echeverría, Bolivar: Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e Internacionalismo (1978), online.
      • Espinosa, Yuderkys; Gómez, Diana; Lugones, María & Ochoa, Karina: Reflexiones pedagógicas en torno al feminismo descolonial: Una conversa a cuatro voces, en Catherine Walsh (Ed.): Pedagogías decoloniales. Prácticas insurgentes de resistir, (re)existir y (re)vivir, 1a ed. Quito 2013, p. 414.
      • Fernández, Francisca: Tejer con los pies en la tierra, en Feminismos territoriales para una ecología popular, 1a ed. Mendoza 2022.
      • Gargallo, Francesca : Feminismos desde Abya Yala, 3° edición. Colombia 2022, p. 30
      • Harding, Sandra : ¿Una filosofía de la ciencia socialmente relevante? Argumentos en torno a la controversia sobre el Punto de vista feminista, en Blazquez Graf, N., Flores Palacios, F., & Ríos Everardo, M. (coord.): Investigación feminista. Epistemología, metodología y representaciones sociales, 1er ed, México 2010, pp. 39-66.
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      • Luxemburgo, Rosa: Introducción a la economía política, 1a ed. Madrid 1974.
      • Luxemburgo, Rosa : La revolución rusa, 1a ed. Madrid 2017.
      • Luxemburgo, Rosa: Cartas de amor de Rosa Luxemburgo, Rosa Dubinski y Guillermo Israel (trad.), 4a ed. Buenos Aires 2018.
      • Luxemburgo, Rosa: El voto femenino y la lucha de clases, en Oscar de Pablo (comp.) Su hogar es el mundo entero, 1a ed. México 2019, pp. 61-72.
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      • Movimiento por el Agua y los Territorios: Desde los derechos de la naturaleza, la soberanía y autodeterminación de los pueblos se hace camino al andar, en Hernán Ouviña: La revolución es magnífica, 1a Ed. Buenos Aires 2022, pp. 153-158.
      • Ouviña, Hernán: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política. Una lectura desde América Latina, 1a Ed. Ciudad de México 2020.
      • Ouviña, Hernán: La revolución es magnífica. Encuentros con Rosa Luxemburgo, 1a ed. Buenos Aires 2022.
      • Quesada Monge, Rodrigo: Rosa Luxemburgo. Utopía y vida cotidiana, 1a ed. Costa Rica 2018.
      • Ripio, Vanesa: Rosa Lux19. La revolución en juego, 1a ed. Madrid 2019.
      • Rodríguez de la Vega, Teresa: El feminismo marxista y la Sociología Clásica, Acta Sociológica 81. La voz de las mujeres en la sociología clásica, 81/2020, pp. 97-114.
      • Taller de trabajo e intercambio “Feminismos populares, ecoterritoriales, campesinos e indígenas hacia la construcción de horizontes ecosociales”: Feminismos territoriales para una ecología popular, 1a edición, Ciudad de Mendoza 2022.
      • Valencia, Sayak: Teoría transfeminista para el análisis de la violencia machista y la reconstrucción no-violenta del tejido social en el México contemporáneo, Universitas Humanística 78/2014, pp. 66-88.
      • Vollbert, Amada: El diagnóstico marxista de la modernidad en clave feminista, Tesis de licenciatura. UNAM 2022.
      • Zetkin, Clara y Rosa Luxemburgo, en Oscar De Pablo (comp.), Su hogar es el mundo entero, 1a ed, México 2019, pp. 131-134.

      [1] Abya Yala es un término que han adoptado algunos pueblos originarios y organizaciones para suplir la  denominación colonial América. De acuerdo con Francesca Gargallo, la expresión proviene del idioma kuna, un pueblo de los archipiélagos de Panamá, y se refiere a la idea de comprender tanto el norte como el sur del continente. Actualmente, el término es usado para aludir, desde un lenguaje descolonial, al continente que habitamos. Francesca Gargallo: Feminismos desde Abya Yala, 3° edición. Colombia 2022, p. 30

      [2] Sandra Harding: ¿Una filosofía de la ciencia socialmente relevante? Argumentos en torno a la controversia sobre el Punto de vista feminista, in Blazquez Graf, N., Flores Palacios, F., & Ríos Everardo, M. (coord.): Investigación feminista. Epistemología, metodología y representaciones sociales, 1er ed, México 2010, pp. 39-66, aquí en p.41.

      [3] Bolivar Echeverría: Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e Internacionalismo (1978), online: http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo

      [4] Claudia Korol: “Socialismo o Barbarie” Pensando a Rosa Luxemburgo, in Diálogo de saberes y pedagogía feminista: educación popular, 1a ed. Buenos Aires 2017, pp. 343-359, here p. 344.

      [5] Michael Löwy in Hernán Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política. Una lectura desde América Latina, 1a Ed. Ciudad de México 2020, p. 180.

      [6] Yuderkys Espinosa, Diana Gómez, María Lugones y Karina Ochoa: Reflexiones pedagógicas en torno al feminismo descolonial: Una conversa a cuatro voces, in: Catherine Walsh (Ed.): Pedagogías decoloniales. Prácticas insurgentes de resistir, (re)existir y (re)vivir, 1a ed. Quito 2013, p. 414.

      [7] Yuderkys Espinosa, et al: Reflexiones pedagógicas en torno al feminismo descolonial, p. 415.

      [8] Audre Lorde: La hermana, la extranjera (Extractos). Fusilemos la noche. 1a ed.  Oaxaca 2017.

      [9] Mariana Alvarado & Maria Eugenia Hermida: Feminismos del Sur: Nudos epistemológicos para articular una investigación otra, in: PACHA Revista de estudios contemporáneos del Sur Global 9/2022, pp. 1-21, here p. 10.

      [10] Ouviña: La revolución es magnífica. Encuentros con Rosa Luxemburgo, 1a Ed. Buenos Aires 2022, p. 12.

      [11] Ouviña: La revolución es magnífica, p. 13.

      [12] Ouviña: La revolución es magnífica, pp. 13-14.

      [13] Georg Lukács: Rosa Luxemburgo, marxista, en: Historia y conciencia de clase, 1a ed, La Habana 1970, pp. 59-75, here p. 74.

      [14] Ouviña: La revolución es magnífica, pp. 15.

      [15] Ouviña: La revolución es magnífica, pp. 16.

      [16] Echeverría: Rosa Luxemburgo: espontaneidad revolucionaria e Internacionalismo, pp. 4, 11 and 19, online: http://bolivare.unam.mx/ensayos/rosa_luxemburgo_espontaneidad_revolucionaria_e_internacionalismo

      [17] Michael Löwy: El marxismo olvidado, 1er Ed. España 2014, p. 30.

      [18] El 3 de mayo de 2017 el cuerpo de Lesvy Berlín Osorio fue encontrado sin vida en las inmediaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México. Las autoridades intentaron hacer pasar el hecho por un suicidio, pero las colectivas feministas se movilizaron para que el caso se investigara con perspectiva de género. Fue hasta 2021 que se sentenció por el crimen de feminicidio a Jorge Luis González Hernández, ex pareja de Lesvy, quien, desde un principio fue señalado por la madre de Lesvy como el principal sospechoso.         Este hecho dinamizo muchos de los procesos del feminismo universitario que se encontraban gestandose desde años previos, por lo cual, es reconocido como un momento clave de eclosión del movimiento feminista en la universidad.

      [19] Korol: “Socialismo o Barbarie” Pensando a Rosa Luxemburgo, p. 352.

      [20] Hernán Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política. Una lectura desde América Latina, 1a Ed. Ciudad de México 2020, p. 172.

      [21] Selene Aldana et al: Cuaderno de trabajo. La participación femenina en la Sociología Clásica, 1a Ed. Ciudad de México 2021, p. 124.

      Amada Vollbert: El diagnóstico marxista de la modernidad en clave feminista, Tesis de licenciatura. UNAM 2022, p. 113.

      [22] Movimiento por el Agua y los Territorios: Desde los derechos de la naturaleza, la soberanía y autodeterminación de los pueblos se hace camino al andar, in: Hernán Ouviña (Ed.): La revolución es magnífica, 1a Ed. Buenos Aires 2022, pp. 153-158, here p. 153.

      [23] Colectivo Nacional de Formación del Movimiento de Mujeres Campesinas: Mujeres que transforman el mundo: el encuentro del Movimiento de Mujeres Campesinas con el pensamiento de Rosa Luxemburgo, in: Hernán Ouviña (Ed.): La revolución es magnífica, 1a Ed. Buenos Aires 2022, pp. 79-88, here p. 81.

      [24] Colectivo Nacional de Formación del Movimiento de Mujeres Campesinas: Mujeres que transforman el mundo, p. 84.

      [25] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 65.

      [26] Taller de trabajo e intercambio “Feminismospopulares, ecoterritoriales, campesinos e indígenas hacia la construcción de horizontes ecosociales”, Feminismos territoriales para una ecología popular, 1a edición, Mendoza, Argentina, 2022, p. 47.

      [27] Rosa Luxemburgo: El voto femenino y la lucha de clases, in: Oscar de Pablo (comp.) Su hogar es el mundo entero, 1a ed. México 2019, pp. 61-72, here p. 68.

      [28] Sayak Valencia: Teoría transfeminista para el análisis de la violencia machista y la reconstrucción no-violenta del tejido social en el México contemporáneo, in: Universitas Humanística 78/2014, pp. 66-88.

      [29] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 173.

      [30] Rodrigo Quesada Monge: Rosa Luxemburgo. Utopía y vida cotidiana, 1a ed. Costa Rica 2018, p. 431.

      [31] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 137.

      [32] Luxemburgo in Ouviña:  Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 172.

      [33] Korol: “Socialismo o Barbarie” Pensando a Rosa Luxemburgo, p. 348.

      [34]  Clara Zetkin: Rosa Luxemburgo, in: Oscar De Pablo (comp.) Su Hogar es el Mundo Entero. 1a ed, México 2019, p. 131.

      [35] Rosa Luxemburgo: Cartas de amor de Rosa Luxemburgo, Rosa Dubinski y Guillermo Israel (trad.), 4a ed. Buenos Aires 2018, p. 127.

      [36] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 180.

      [37] Luxemburgo in Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 183.

      [38] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, pp. 180-181.

      [39] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 184.

      [40] Colectivo Nacional de Formación del Movimiento de Mujeres Campesinas: Mujeres que transforman el mundo, p. 81.

      [41] Movimiento por el Agua y los Territorios: Desde los derechos de la naturaleza, p.157.

      [42] Colectivo Nacional de Formación del Movimiento de Mujeres Campesinas: Mujeres que transforman el mundo, p. 84.

      [43] August Bebel: La mujer y el socialismo, 1a ed. Madrid 2018, pp. 664-689.

      [44] Luxemburgo in Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 179.

      [45] Rosa Luxemburgo: Prólogo, in: La acumulación del capital, 1a ed. México 1967, p. 9.

      [46] Rosa Luxemburgo: Capítulo XXVII. La lucha contra la economía natural, in: La acumulación del capital, 1a ed. México 1967, pp. 283-297, here p. 283, 284 & 285.

      [47] Rosa Luxemburgo: Introducción a la economía política, 1a ed. Madrid 1974, p. 25. Itálicas añadidas.

      [48] Bajo Tierra Ediciones: A modo de presentación, in: Hernán Ouviña, Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política. Una lectura desde América Latina, 1a Ed. Ciudad de México 2020, p. 12.

      [49] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, pp. 76-87.

      [50] Francisca Fernández: Tejer con los pies en la tierra, in: Feminismos territoriales para una ecología popular, 1a ed. Mendoza 2022, p. 10.

      [51] BASE-IS Paraguay: Las luchas contra acumulación por despojo para garantizar la soberanía alimentaria en Paraguay, in: Hernán Ouviña (Ed.): La revolución es magnífica, 1a Ed. Buenos Aires 2022, pp. 159-166, here p. 159-162.

      [52] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 197.

      [53] Echeverría en Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 199.

      [54] Luxemburgo: Introducción a la economía política, p. 45.

      [55] Luxemburgo: Introducción a la economía política, p. 56.

      [56] Luxemburgo: Capítulo XXVII. La lucha contra la economía natural, p. 291.

      [57] Rosa Luxemburgo: La revolución rusa, 1a ed. Madrid 2017, p. 224.

      [58] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, p. 193.

      [59] Vollbert: El diagnóstico marxista de la modernidad en clave feminista, p. 101.

      [60] Ouviña: Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política, 2020, p. 199.

      [61] Luxemburgo en Korol: “Socialismo o Barbarie” Pensando a Rosa Luxemburgo, p. 354.

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